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“A lo largo de esta edición, Felisa ha logrado ser un sorprendente punto de encuentro: equilibrio, heterogeneidad de voces y géneros literarios, excelentes actuaciones musicales, viveza, curiosidad, nuevos rostros y rostros familiares, periferias y centros… Como escritora  he sentido la extraordinaria calidez del público. La sensación de que me llevo un recuerdo inolvidable de una feria que funcionaba como el mecanismo de un reloj: con muchísimo trabajo, pero sin que el esfuerzo se tradujera en desorden. Tic, TAC. Maravilla. Las ciudades necesitan Felisas como espacios de conversación, crítica y placeres compartidos”.