Pocas veces uno tiene la oportunidad de hacer que una expresión tan manida como “sentirse en casa” se cumpla de forma tan categórica como este 5 de julio. El poder compartir una hora de charla con Paco y Emilio, en un ambiente tan familiar como la Plaza Porticada y los asistentes que allí fueron, solo es posible gracias al trabajo profesional y lleno de cariño que se esconder tras el acrónimo de Felisa y al entusiasmo por los libros y curiosidad de los vecinos de esta ciudad que, pese a los miles de kilómetros, uno siempre considera casa.
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