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“Gracias a la Felisa tuve la felicidad de visitar Santander por primera vez en mi vida. No sé si la belleza de la ciudad tiñe esta feria de fiesta, o si la misma Felisa es lo que le da a la ciudad su ambiente de ciudadanía alegre y culta que se reúne alrededor de los libros y la música. Los asistentes y los organizadores de la Feria no pudieron ser más amables conmigo, y pude combinar lo puramente libresco con un recorrido más amplio que incluyó playas, palacios, centros culturales, plazas, faro, acantilados y fondas de rabas y vinos. Gracias a la Felisa vi en Santander un torbellino cultural en la que a uno no se lo traga la selva, sino que se mezcla y convive con lo mejor de Cantabria. Vuelvo a Colombia cargado de futuro”.