Un diario casi completo escrito por Fernanda Sanz Villegas
Jueves 3
Pasan los días y Felisa sigue aireando su casa y atrae tanto a sus amig@s fieles como a personas curiosas que se acercan por el éxito que tiene.
Al llegar nos enteramos de que Gemma Ruiz Palà está enferma y no vendrá. La virtud de una anfitriona es su capacidad para resolver cualquier contratiempo y Felisa lo hace con acierto y rigurosidad.
Buscan a una de las editoras y llega María Mur que junto con Lucía [Llano] nos harán un recorrido por la obra de Gemma: trayectoria, temática, personajes, descripción,… y también por el gran universo por el que transitan las editoriales pequeñas e independientes.
Hablan de Aulagas, una antigua conversación con de la autora con su abuela, que, sin saber leer, le transmitió con una oralidad extraordinaria el germen de este libro en el que se aborda la Historia de España desde lo rural, un libro en el que hay memoria histórica porque hay que seguir reivindicándola y más en estos días de ruido e intento de confusión, habla de mujeres y de lucha de clases.
Habla de lo que pasaba en España en los años de hambre, que fueron muchos y penosos, aunque recuerdo que de niña oía mucho lo de la paz, supongo que a esa paz se llegó por miedo, pero nadie olvidó el sabor del hambre.
«Come todo lo que arrambles, cuando arrambles y todo lo que puedas». Esta cita nos acerca a la idea de lo que se sufrió, ahora que se empeñan en enterrar, como estuvo decenas de años, la memoria.
Un libro mimado por la editorial, en cuya traducción del catalán participó la autora para que no se usaran palabras que diluyeran la oralidad.
También recuerdan Nuestras madres, la obra con la que Gemma ganó el Premio San Jordi, después de 19 años sin haber sido otorgado a una mujer. En este se hace un homenaje a mujeres de los años 50, de sus luchas y conquistas, de los derechos actuales como fruto de aquel empeño y se habla de feminismo y de historias entrelazadas para que de ese entramado salga una novela coral que nos ofrezca narrativas más sugerentes para cambiar el mundo.
Hablan del mundo editorial y de esta pequeña editorial de autoras y de lenguas minorizadas, llamadas así porque no llegan a tener todo su esplendor debido a que no se les permite. Hablan de la falta de mujeres traducidas cuando sí se traducían hombres. Hablan de feminismo y consecuencias del patriarcado, de consumo crítico y de lucha. Lucha feminista.
Gemma Ruiz Palà, considerada por Luna de Miguel como nuestra Annie Ernaux debe ser leída y corro a comprar los dos libros, pues yo no la conocía.
Termina comentando su orgullo editorial al destacar en todos sus libros las fuentes y sus reseñas biográficas tanto de quien hace el trabajo de traducción como de la Ilustración de la cubierta. Desde esta visibilidad de quienes hacen posible el libro que llega a nuestras manos, se despiden con el anticipo de la próxima novela de Gemma.
Jesús Ruiz Mantilla viene con un diálogo, una compañía, una presentación: Franco y yo. Algo que él llama biomemovela.
Salir del silencio, del silencio en que vivimos quienes nacimos en los 60, anteriores y, aseguraría sin temor a equivocarme, que quienes llegaron en la siguiente sobre todo en algunos ambientes socioculturales.
El miedo a expresarnos duró demasiados años, incluso tras la muerte del dictador hubo silencios, pero coincido con Jesús en que la lobotomía que Franco pretendió fue un fracaso y que la democracia se conquistó en la calle aunque hubiera que esperar a que Franco muriera en la cama.
Me gustan las voces que argumentan y nos descubren quién y cómo era Franco, desgraciadamente nos sorprende que de su maldad y siniestralidad se conozcan cada vez más barbaridades.
Nos lo presenta como un ser cruel y sagaz por separado e interrelacionado también. Ambiguo y sádico y tantísimos adjetivos más que reflejaran a quien genera horror y le encajarían perfectamente.
Dice que odiaba España y sus habitantes, no es de extrañar cuando mantuvo tres años una guerra casi de exterminio. Cuando algunos ahora anuncian que van a limpiar España, me dan mucho miedo. Franco también hizo limpieza. Pienso en la importancia de las palabras, las de los políticos también, muchas van huecas, pero las que llevan relleno pueden ser peligrosísimas. Las palabras no siempre son inocuas.
Me cuesta imaginar una porra de crueldad fascista, pero asegura el autor, que Franco asombraba por su crueldad a italianos, acuñadores del término y alemanes, que de crueldad sabían un poco.
Y la descripción que de Franco hacía Girón de Velasco, me parece altamente calificativa: “ojo de halcón, paso de buey, diente de lobo y hacerse el bobo”. No precisa explicación, es rotundamente clara.
Llama la atención, esto no era desconocido para mí, la infancia de humillación que sufrió Franco, el maltrato al que le sometió su padre como también maltrató a la madre que protegía al Franquito chico. Y cómo se fue cociendo en él un odio que salió incontenible y gigante con destino a todos los demócratas, esto porque su padre era masón. La infancia, qué lugar a proteger para que no genere monstruos.
El libro tiene una parte más periodística que es la de investigación, de memoria que son sus recuerdos de familia, el yo del título y de novela que es la imaginada, del terreno de los sueños y la fantasía.
Así nos cuenta de su familia franquista, una manera de vivir con cierta tranquilidad y sin problemas para la mayoría de la población durante muchos años, alejando el fantasma del hambre y con la mentira que se repetía incesantemente del proveedor de pan y trabajo. Parece mentira que se le atribuyeran estas virtudes a quien trajo una guerra y arrancó de cuajo la libertad.
Destaca la lucha por la libertad y la democracia y asegura que no ha habido en la historia un momento tan hermoso como aquel.
Para cuando caigamos en el pesimismo de los devenires electorales, recordaré este 15% , que espero se estanque y vaya en retroceso, de los votantes de ultraderecha. Hay, dice, espacio para la esperanza. Ojalá.
Se define cervantino, defensor de la libertad y la ironía y desde este principio dice que en sus libros siempre se plantea dos preguntas: una ética, el qué, y otra estética el cómo.
Cómo llegó al poder el fascismo, cómo embaucó, cómo engañó…
Espero que estas preguntas nunca nos las tengamos que volver a hacer. Prefiero creer que España no quiere que le arrebaten la libertad. Convendría redefinir la libertad para que quienes la usan de bandera no perviertan su auténtico significado.
Va cerrando la charla con lo que dijo Abascal en el Parlamento: «este es el peor gobierno de los últimos 80 años». Inadmisible. Totalmente detestable esta afirmación.
Nos quedamos a escuchar a Jaime Velasco Banda para dejarnos llevar a paisajes poéticos de la mano de Lorca, Teresa de Ávila, José Hierro, Miguel Hernández o Emma Campos. Pues esta noche que Felisa me vuelve a dar cuerda a la esperanza, recuerdo a Gabriel Celaya, » La poesía es un arma cargada de futuro».