“Acudir a Felisa no ha sido ir a una feria del libro más. Ha sido formar parte de una fiesta. De hecho, creo que lo importante para mí ha sido esa sensación no de participar, sino de formar parte de algo. Compartir el tiempo con otras lectoras y lectores como yo desde mi posición de persona que, además de leer, escribe. Conversar en abierto en una plaza pública, como hace dos mil años, como empezó nuestra cultura. Muchas gracias a Felisa por contar conmigo, muchas gracias a la gente por querer escuchar. Y muchas gracias a Franz Kafka, cuya tarjeta de visita conservo como un tesoro…”
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