«En la cultura griega, la producción de ciudadanía y conocimiento se articulaba mediante el diálogo, la controversia y la argumentación pública. El pensamiento era compartido, de acceso abierto, al aire libre. La plaza pública representaba el lugar de la palabra y de las ideas, de la conversación, donde se construían saberes, intercambio, comunidad y civilización.
Felisa 2022 ha tenido el acierto de ‘civilizar’ los libros recuperando el espíritu civil de la calle para la literatura. Ha salido al paso de los ciudadanos, ha buscado el encuentro haciendo resonar al aire libre la palabra de los autores y la carnalidad de los libros. ‘Emplazar’ la literatura y las palabras diversas ha sido su gran logro, a mi parecer. E integrar formatos para llegar a públicos diferentes, plurales, como la propia naturaleza del decir que nos significa como especie plena de singularidades y universos mentales, también de deseos.
‘Apalabrar’ la ciudad en la calle, en la plaza de todos constituye uno de los propósitos más nobles que puede proponerse una feria del libro. Hacerlo de la mano de tonos, gestos, sonidos y vocabularios variados amplía la voluntad democrática que late debajo, cuando no al frente, de todo libro, de cualquier acto creativo, del sentido último de la cultura. En mi experiencia de Felisa 2022, he podido comprobar que ese espíritu noble se ha proyectado sobre su fértil y participado horizonte. Enhorabuena».